Por Jesús Mauricio Román Ortiz,
Gerente de Innovación Compañia R.S.O. S.A.
Como sabemos, el ser humano no es solo carne y huesos, también tiene emociones y espiritualidad, de ahí que para generar un cambio de comportamiento es fundamental lograr que el individuo reflexione a nivel de cada uno de sus componentes – cuerpo, emociones y creencias – o si lo prefieren, – cuerpo, alma, espíritu -.
La mayoría de las veces, se busca de manera infructuosa que las personas transformen realmente su conciencia; ¿porque no se consigue este objetivo?: porque la metodología aplicada para enseñar la temática normalmente va orientada a uno de los tres componentes del ser; es decir, se enseña buscando cuidar el cuerpo pero se omiten las emociones y el espíritu, o se busca un manejo emocional de la temática y se olvida la importancia del cuerpo y del espíritu, así mismo se presentan situaciones donde el enfoque educativo se centra solo en lo espiritual y aunque este enfoque representa una relevancia importante en la transformación de conciencias, se omite en gran medida el cuidado del cuerpo y el manejo de las emociones.
Entonces, ¿que se debe hacer si se quiere transformar conciencias de manera real y duradera?; la respuesta es educar a las personas de manera integral, es decir que al enseñar una temática, la metodología utilizada debe facilitar que el individuo reflexione a nivel de cuidado o involucramiento de su cuerpo físico mediante actividades kinestesicas, manejo de las emociones y relevancia de sus creencias, al intervenir en estos 3 componentes, se logra aceptación de la temática tratada y por ende reflexión de la persona y decisión de cambio de conducta de manera permanente.